El día 25 de febrero, sábado, tuvo lugar en el teatro Capitolio de Godella (Valencia) la representación de una obra de la compañía autóctona El Pont Flotant. Son pocas las ocasiones en las que he tenido el placer de sentarme delante de un escenario, por lo que intentaré que mi reflexión y comentario sobre esta experiencia responda a todas las cuestiones que cualquiera podría tener sobre esta obra (así como a instarle a que vaya por sí mismo a disfrutarla).
La obra nos sumerge en la complicada cuestión de la paternidad, entendida como un proceso cíclico que ocurre generación tras generación, donde los hijos se convierten en padres, sin dejar de ser hijos, pero son padres. Las observaciones que se trata de transmitir el guión son aquellas que sólo se atreve a decir uno mismo hacia sus adentros: "como padre de mi hijo no seré como mis padres fueron conmigo", "yo fui el mejor hijo que mis padres pueden merecer", "mis hijos serán adecuados en la única manera que es verdaderamente correcta", etc. El interés que capto a esta servidora durante la obra es cómo la propia persona pasa por todo el proceso de ser hijo, de ser padre, de verse cómo fue como hijo, de pensar cómo será y cómo es como padre, de cómo es su hijo, de cómo se comportó su padre.
En la obra se le da tanta importancia a este proceso de crianza y educación de los padres e hijos porque es esta relación inimitable e indisoluble la que condiciona en muchos aspecto la manera en la que las personas nos relacionamos con el resto del entorno: amigos, compañeros de clase, ciudadanía, medio ambiente, etc. Siendo la relación tan fuerte y la creencia en ésta tan profunda que, cada uno de nosotros, nos creemos con la suficiente autoridad como para señalar a aquellos otros que no siguen nuestros mismos actos, por criticar y menospreciar otros modos de criar y enseñar a los hijos.
En cuanto al transcurso de la obra en sí, en lo que respecta a los aspectos más técnicos o estilísticos, como ya he dicho anteriormente poco puedo reprender. Si que me gustaría destacar que para mí quedó muy claro la diferencia entre escena y escena, pues cambiaban los protagonistas de la misma o se provocaba un cambio en la posición del escenario. Además, me pareció interesante y acertado que en ningún momento ningún integrante de la obra se esfumase del escenario (lo que evitaba la interrupción o entrada que pudiese distraer al público), Así como que el decorado de la escena no era abundante ni escaso, tan sólo emplearon esos monigotes para simular los niños, el mural donde se dibujaron imágenes, y el "charco".
No quisiera añadir nada más ni sacar a la luz más detalles de la obra. Como con cualquier obra artística considero que uno mismo ha de acudir a observarla y de descubrir en ella los elementos que más le llamen la intención y los identifique con sigo mismo. Por ello, inserto las fechas de los próximos bolos (además de la página web para más información sobre la compañía):
- Almussafes, Valencia. 25 de marzo
- Sollana, Valencia. 2 de abril
- Las Naves, Valencia, 27 y 28 de mayo
http://www.elpontflotant.es/inicio.php?i=v
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