domingo, 6 de noviembre de 2016

Asociacionismo, ¿entretenimiento o enriquecimiento para la comunidad?

Si bien esta semana comenzamos las clases el miércoles, mucho nos ha dejado de qué hablar en esta entrada de blog, por lo menos así lo veo. Con la entrega de varios trabajos y exposiciones de otros tantos, he visto que en el trabajo del animador hay una palabra que no desaparece prácticamente de su campo de actuación: la asociación.
En el trabajo de Animación y Gestión Cultural trataba sobre exponer la labor y la organización de una asociación o entidad cultural y, por otra parte, en Desarrollo Comunitario teníamos que hacer un listado y explicar muy brevemente alguna de las asociaciones del barrio/territorio que hubiéramos escogido. ¡Qué cantidad de asociaciones! De todo tipo, en cualquier zona y dirigida a prácticamente cualquier destinatario de la comunidad. Y es que no nos hemos fijado hasta ahora de lo que supone una asociación y lo que implica la simple existencia de ella para una comunidad.
Como parte de una actividad complementaria, asistí a unas jornadas sobre asociacionismo en la Unión de Consumidores de la Comunitat Valencianal el pasado lunes 24 de octubre. En ella se explicaba la evolución del derecho a asociarse que tanto ha costado y tantos beneficios nos ha traído a la población. El hecho de asociarse no es una acción artificial ni forzada, surge del sentimiento humano por socializarse, por compartir espacios e intereses comunes, por el deseo de defender y estimular acciones y proyectos que siempre nutren a la comunidad.
El asociacionismo no es un fenómeno pasajero, es una constante en la historia de la humanidad, recoge las necesidades y exigencias de los individuos que aislados no tienen la misma capacidad que en grupo. La asociación, el conjunto de personas que tienen intereses comunes, dota de entidad a todas esas personas y las anima a seguir y conseguir sus propósitos de creación e incluso ir más allá y crecer. Todas las asociaciones y entidades culturales que hemos visto en clase de AGC, por el momento, no tienen un fin definido que dictamine la disolución de sus componentes. Se trata de un proceso que enriquece a la comunidad y la comunidad, en buena respuesta, devolverá a la asociación.
Ver en clase tantas asociaciones y entidades diferentes, con proyectos distintos, destinados a personas muy vario pintas saca a relucir una de los mejores aspectos de ésto: y es que cualquier persona o grupo/colectivo puede intervenir e implicarse en la vida social, cultural y política de su comunidad. Pueden parecer asociaciones pequeñas con proyectos que a penas llaman la atención o que no tiene reflejo evidente, pero se trata más bien de que sus objetivos son implicar a las personas en su entorno. La comunidad no debe dejarse al azar y al destino de la administración pública (ojo, que no menospreciamos el papel de apoyo y sostén que ejerce los gobiernos locales/municipales/provinciales/autonómicos/nacionales en el asociacionismo), pues la comunidad como ente organizado debe nutrirse de aquéllo que las personas pueden ofrecerle y viceversa.


El asociacionismo, si bien es un derecho que ha costa mucho tiempo de revindicación y reconocimiento, también es consideramos que es un deber de los individuos/grupos/colectivos hacia la comunidad en la que se encuentran.

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